La Meditación Bíblica

La Meditación Bíblica Este estudio es un breve estudio sobre el concepto de la «meditación» en la Biblia.

Meditación en la Biblia

La meditación oriental es básicamente el vaciar la mente de todo pensamiento. Esto no es meditación, sino el «no pensar» en nada. La Biblia de Reina Valera 1960 usa la palabra «meditación/meditar» 31 veces (Génesis 24:63; 37:11; Josué 1:8; 1 Reyes 18:27; Nehemías 5:7; Salmos 1:2; 4:4; 19:14; 36:4; 38:12; 9:3; 63:6; 77:6; 77:12; 104:34; 119:15, 23, 27, 48, 78, 97, 99, 148; 143:5; 145:5; Sofonías 2:1; Hageo 1:5, 7; 2:15, 18; Lucas 2:19).

La meditación bíblica es de pensar y estimar las Palabras de Dios. Tomamos alto placer (mucha satisfacción) sobre lo que nos ha dicho Dios. Es de crear una sed o hambre para las Palabras de Dios. Somos por naturaleza inmunda, y el meditar en la Palabra de Dios es también de ser santo por ser como Dios quiere que seamos.

Filipenses 2:13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.


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Tenemos que obedecer la Voluntad de Dios, pero más allá que obedecerla, tenemos que desearla. Obediencia sin voluntad en nosotros, o sin la actitud correcta, no es obediencia.

Juan 6:51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.

Jesús explicó que la salvación es más que un acuerdo mental que uno hace para ser salvo. La salvación es de recibir a Jesucristo. Jesús viene a nosotros como una disposición o proposición espiritual de la vida. Cómo Jesús vivió la vida es lo que aceptamos cuando le pedimos la salvación.

La meditación es una reflexión tanto espiritual que emocional y mental para tomar para uno mismo la forma de ser que Dios nos presenta. Esto es la meditación, de pensarlo largo y profundamente para formar nuestras vidas tras este carácter moral.

Sal 119:15 En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos.
Sal 119:16 Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras.
Sal 119:23 Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; Más tu siervo meditaba en tus estatutos,
Sal 119:24 Pues tus testimonios son mis delicias Y mis consejeros.
Sal 119:47 Y me regocijaré en tus mandamientos, Los cuales he amado.
Sal 119:48 Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé, Y meditaré en tus estatutos.
Sal 119:77 Vengan a mí tus misericordias, para que viva, Porque tu ley es mi delicia.
Sal 119:78 Sean avergonzados los soberbios, porque sin causa me han calumniado; Pero yo meditaré en tus mandamientos.




Hay una alta relación entre meditar sobre la Palabra de Dios, y regocijarse o hacerla tu delicia. O sea, la meditación de Su Palabra te causa gozo. Esto es la experiencia de un verdadero cristiano.  Cuando hay verdadero arrepentimiento en la persona, la persona rechazará el pecado en su vida, y buscará a la justicia de Dios, y en esto, solamente podemos ubicarnos por medio de la Palabra de Dios que nos declara lo malo de lo correcto.

La meditación es una labor espiritual que pesa mucho. Tenemos que pelear con nuestros deseos y hábitos, nuestro pecado de años que aún no pensamos que es pecado por lo común que vemos ello tanto. Meditación es de romper con este malo para imponer algo nuevo, algo diferente, la voluntad de Dios. No es posible si uno en su soberbia rehúsa de aún examinar su vida por maldad, pensando, «yo no tengo cosas malas en mi vida». La meditación en la Palabra de Dios es el motor para nuestra vida espiritual. Lo más que meditamos en la Palabra para hacerla nuestra delicia, lo más espiritual llegaremos de ser, esto es sí de verdad usamos la meditación para cambiarnos a la imagen de Cristo.

Toma tiempo de descansar

Nuestro día es uno de siempre ser ocupado, aunque no siempre con trabajo. El ser humano de nuestra generación es uno en que se ha entrenado «A NO PENSAR,» y «A NO DESCANSAR». Tenemos actividades y ocupación mental desde amanecer hasta dormir de nuevo. Es triste de ver que los jóvenes de hoy ponen música del mundo en sus oídos casi 24 horas al día, o a lo menos todo el tiempo que están despiertos, y parte del tiempo que están durmiendo. La televisión y radio han llegado a ser siempre encendidos casi, para robarnos de aún la posibilidad de pensar. Si quieres ver que tan grave todo esto ha llegado de ser, saca 6 jóvenes y quítense todos sus aparatos de música, células, etcétera, y ponlos en un cuatro por 2 horas para esperar, sin nada de oír, ni ver, ni leer. Termina el experimento con ellos siendo locuras.

El descanso no es entretenimiento. Son dos cosas muy diferentes. Descanso es la falta de hacer labores para recrear el cuerpo y espíritu para que se pueda seguir adelante con nuevas energías.

Toma tiempo de Meditar

La meditación es simular a esto en que es un ejercicio espiritual para que la persona llega a ser más santo, más piadoso por medio de examinar su vida, y quitarse el pecado por meditar sobre su vida y lo que dice la Palabra de Dios sobre ella.

«La meditación es la llave maestro que abre para cada cristiano la bodega de las provisiones de Dios.»

¡No es algo especial para los más santos cristianos, sino que es UNA NECESIDAD PARA CADA CREYENTE! Los que encuentran esta actividad e impone la meditación diaria en sus vidas tendrán los secretos y la provisión abundante de Dios. Tendrá «la oreja de Dios» para conseguir lo que desean. Es dudable o imposible que Dios usará un siervo o un ministro si no tiene un encuentro regular en la oración y meditación de la Palabra de Dios con Él.

Mar 6:31 Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aún tenían tiempo para comer.

Jesús les mandó de tomar un tiempo aparte de las actividades diarias de sus vidas, y especialmente el estrés de sus ministerios, para que «descansan».

¿Qué es la «meditación»?

A.T. Pierson dijo…

La meditación es simplemente el pensar prolongado y dirigido a un singular objeto. Las cámaras místicas donde los pensamientos moran son el taller secreto de un Escultor no visto creando la formas vivas para un futuro sin muerte. La personalidad y la influencia son impuestos aquí. Entonces, el mandamiento bíblico, Pro 4:23 «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. 4:4 Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás. 4:21 No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón;




Dios nos manda de cuidar sus mandamientos con nuestro corazón. ¿Cómo hacemos esto? El corazón es el instrumento o parte de nuestro ser con que guardamos la Palabra de Dios. Esto no es saberla con conocimiento solamente, sino que es de pensarla y meditarla por pensar profundamente y largamente sobre ello y como se aplica a nuestras vidas.

La meditación es cuando tomamos los problemas, situaciones, y experiencias de nuestra vida diaria en consideración espiritualmente, comparando e investigando lo que ha dicho Dios sobre estas cosas, y como Sus Palabras pueden y deben guiarnos en las actividades y actitudes de nuestra vida. Es de dejar tiempo para que Dios nos haga comentario sobre las actividades de nuestra vida.

El puritano Thomas Brooks dijo…

Recuerda que no es una lectura rápida de las Escrituras, sino meditación seria sobre las verdades santas y celestiales que nos hace dulces y de provecho al alma. No es solamente el tocar la flor por la abeja que recoja el miel (compare Sal 19:10, con Sal 119:103), pero su tiempo demorado sobre la flor que saca el dulce. No es quien que lee más, sino el que medita más quien será lo mejor, lo más dulce, lo más sabio, y lo más fuerte cristiano.

La meditación es de pensar sobre algo vez tras vez, como la vaca que rumia su comida de nuevo, trayendo la comida de su estómago para masticarlo muchas veces. Debemos pensar, repensar lo que ha dicho Dios, pero muchas, muchas veces para sacar provecho de ello. Por medio de pensar mucho sobre ello, hay un proceso de «digestión mental», en la cual, la persona puede «ver» o «realizar» un vínculo entre la teoría moral que nos presenta Dios, y las acciones y actitudes que tomamos cada día.

La Palabra de Dios es una maniobra de Dios, con el diseño de Dios, y por lo cual, no es algo en que podemos entender sus profundidades por simple vista. Es necesario que la examinamos por muchos diferentes ángulos, y sobre tiempo con calma, para que empecemos a discernir sus secretos. O sea, Dios nos revela Sus secretos a personas que vienen a Su Palabra con prisa.

Sal 119:18 Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.

El ver y entender los principios de Dios es una actividad espiritual, que tiene su preparación, sus condiciones, y de necesidad, el esfuerzo espiritual de la persona que quiere discernir los secretos de Dios.




La meditación es un proceso. Es de tomar las palabras de la Biblia, y transformarlas a ser pensamientos, y luego de tomar estos pensamientos, y transformarlos a ser acciones.

Andrew Murray dijo,

La meditación es de tomar la Palabra de Dios a tu corazón hasta que ha afectado cada parte de tu vida.

El objetivo de meditación es una vida cambiada o transformada a la imagen de Cristo. Los fariseos del día de Jesús supieron toda la información necesaria, y fueron expertos en la doctrina, pero Jesús les llamó hijos de Satanás porque su conocimiento no cambió sus vidas moralmente hablando. No hubo aplicación del corazón a lo que bien conocieron. La espiritualidad que es mucha demostrar a otros por palabras y hechos hipócritas no es espiritualidad.

Sal 119:97 ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.

Sal 19:14 Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

Charles Haddon Spurgeon dijo de Salmo 19:14…

Las palabras de la boca son bobas si el corazón no medita; la cáscara no es nada sin lo de adentro; pero pon los dos juntos, y son inútiles si no son aceptados; y aun si son aceptados por el hombre, es vanidad si no es aceptado en la vista de Dios. Tenemos que ver Jehová en la oración como nuestra fuerza capacitando, y nuestro Redentor que salva, o no oramos bien…

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Publicado por

David Cox

Soy Pastor y Misionero en DF Mexico.

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