La vara de Aarón.
En razón de la rebelión de Coré (Núm. 16) se hizo necesario establecer la posición oficial y divina de la tribu de Leví, quedando Aarón dentro de esa tribu así como los sacerdotes elegidos por Dios. Dios mandó que cada jefe de tribu escribiera su nombre sobre una vara, las cuales fueron depositadas en el tabernáculo. A la mañana siguiente la vara de Aarón «había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras». Esa fue la señal de que él, precisamente él, era el sacerdote elegido por Dios.
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