¿Dónde están los Intercesores Agonizantes?

Si no somos intercesores que lloran y agonizan, lo más pronto que confesemos que hemos perdido el agonizante anhelo de ganar almas, mejor será para la causa de Cristo.  Fijémonos en el sorprendente hecho inexorable de habernos acostumbrado a los pesados pasos que dan las almas perdidas, las que vagan por los caminos, hacia una eternidad sin Cristo.

Parece que hemos perdido el poder de llorar, de luchar, de rogar y de agonizar por las almas perdidas.  Las multitudes que están sin Cristo no tienen la convicción de su condición de estar perdidas, simplemente porque a nosotros nos falta la convicción  y la clara visión acerca de su estado horrendo de eterna aflicción.

Jorge Whitefield gritó “Denme almas o tome la mía…”  Existe una pasión por las almas, una carga profunda por los hombres, y, una solicitud por el rebaño de Dios, la cual mendiga palabras, exhala suspiros y derrama lágrimas».

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Mast – Matrimonio, Divorcio, y Segunda Nupciales

Un estudio sobre el matrimonio en tres partes: (1) El Matrimonio (Origen, Orden, Propósito). (2) el Divorcio ¿Por qué Dios aborrece el divorcio? ¿Será que Dios aborrece todo divorcio? (3) Las Segundas Nupcias.

por Mast

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Salvo por fornicación

MATEO 5.32 Y MATEO 19.9

Infidelidad

Entre los que profesan ser cristianos por lo general se reconoce que en el principio Dios estableció la ley del matrimonio. Al definirla brevemente, la ley del matrimonio establecida por Dios puede expresarse como la unión entre un hombre y una mujer que sólo puede romperse por medio de la muerte.

También de forma generalizada se entiende que bajo la ley de Moisés un hombre podía divorciarse de su mujer.

En realidad, la mayoría de los cristianos reconocen de forma bastante clara que las palabras de Jesús en Mateo 5.32 y Mateo 19.8-9 vuelven a exponer el modelo de cómo fue desde el principio: un hombre y una mujer son unidos por Dios hasta la muerte y al hombre no se le permite divorciarse de su mujer como se le permitió bajo la ley de Moisés. ¡Salvo por causa de fornicación!




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¿Qué es la disposición cristiana hacia la ansiedad?

Dios nos manda a no afanarse

Lucas 22:22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. 23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.

Dios sabe qué destructiva es el afanarse. Nos manda directamente de no afanarse. Parte de la fe cristiana es de confiar en Dios por los problemas que tenemos, y esto entra exactamente en el afanarse.





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Nuevo Creyente: La Salvación

Instrucciones para nuevos cristianos

La salvación

Empezamos estas instrucciones con un estudio del plan de salvación porque con eso mismo es que comenzamos la vida cristiana. Este estudio nos ayudará a tener una base firme sobre la cual edificar nuestra vida cristiana.

Realmente nosotros nunca podremos comprender la profundidad del plan de salvación porque el mismo fue concebido en la mente infinita de Dios. Sin embargo, este plan de salvación a su vez es tan sencillo que todos nosotros con mentes sanas podemos entenderlo y encontrar nuestra propia salvación.

Mientras hagamos este estudio, desde el principio hasta el fin, debemos recordar que llevar a cabo nuestra salvación es obra de Dios. Ciertamente nosotros tenemos una parte que hacer, pero nunca pudiéramos realizar la misma sin la gracia y la ayuda de Dios. “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2.13). Sigue leyendo Nuevo Creyente: La Salvación

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La Codicia y la Biblia Parte 1

La Codicia y la Biblia Parte 1

La codicia es simplemente el desear. Pero mientras que Dios no cumpla a nosotros por desear las cosas, si nos cumple y nos condena porque deseamos mal las cosas. ¿Cómo es esto? Simplemente esto es deseando lo que no debes desear.

No deseas lo que no es tuyo

El primer principio es de entender y observar que tienes una relación particular con Dios, y esto implica acciones y energía de tu parte, y luego Dios te da lo que Él quiere. Normalmente, la mayoría a de la gente no quiere tratar con Dios, humildemente en oración pidiendo, y luego trabajando honestamente para conseguir algo, y al final, ser contento con lo mucho o poco, lo bueno o lo normal que Dios te da.

1Te 4:3 ​pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; 4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; 1Te 4:5 no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;

El punto de Dios es que Él quiere que vivimos, pero no en fornicación, que realmente es el desear lo que no es tuyo para tener.

Mat 5:28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

O sea, no es malo de tener sexo con una mujer, ni tampoco de pensar sexualmente hacia a una mujer, pero el pecado entra cuando es afuera de lo que Dios ha marcado para tí. Esto es, cuando Dios te ha dado una pareja, entonces con ella puedes hacer esto. Es el corazón rebelde que antes de matrimonio, quiere lo que «es prohibido» (sexo afuera del matrimonio con tu novia), y después de matrimonio, con otras que no sea lo que Dios te ha dado. Contentamiento con la voluntad de Dios es una lección muy importante y esencial para cada creyente de aprender.

Jesús en Mateo 5:28 identificó pecado como no solamente acciones físicas donde «tomas» y «disfrutas» lo que no es tuyo, sino también el deseo de hacerlo.



Luchando en contra de tu corazón

Núm 15:39 Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis.

Lo que tenemos que entender es que tenemos esta relación con Dios, y a fin de cuentas, Dios se trata con nosotros para dar o no dar, o dar diferente, de base de cómo somos, y que tanto que peleamos u obedecemos a Dios. Es como un matrimonio, y el hombre trabaja y la mujer quiere. La dinámica a entre los dos es la relación, y lo que la mujer logra es un factor de que tanto ella puede hacerle feliz, o lo que la mujer no tiene es un factor de que tanto ella le enoja a su hombre. Cuando vamos afuera de esta relación para conseguirnos cosas sin usar lo que Dios nos ha previsto (como forma de conseguir), entonces Dios se enoja con nosotros.

Queremos, queremos mal, para disfrutarlo afuera de nuestra relación con Dios. Esto es de agradar a nuestra carne.

Gál 5:16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.

1Pe 1:14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;

Col 3:5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;

Lo que deseamos «en nuestra carne» es donde andamos mal. Naturalmente, sale lo malo de nuestros corazones.

Prohibiciones en contra de la Codicia

1Co 6:18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.

La codicia es un cáncer que auto-destruye el ser humano. Por esto, el principal daño que haces es a tí mismo.

Gál 5:19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 

El daño mayor, después de jalarte de un lado al otro en trastornos espirituales, emocionales, y físicos, es de dejar tu alma en el infierno.

Dios tiene límites contigo

Rom 1:26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,

Dios pelea con cada ser humano sobre el control de su vida y cuerpo. Pero cuando una persona anda en el pecado, más excesivo cada vuelta, luego Dios les entrega a ello hasta el juicio, donde le castigará con la segunda muerte.

Siguiente parte: ¿Cómo vencer la carne?

¿Cómo vencer la carne?

La Codicia y la Biblia Parte 1

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Pink – Adoración Aceptable

Por Arturo Pink

Heb 12:28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos (adoramos) a Dios agradándole con temor y reverencia;

No hay exhortación en esta Epístola es más necesaria por nuestra generación que esta. Esta requisito mandado «con temor y reverencia» reprocha la «adoración» irreverente de nuestro día. ¡Qué ligereza inmunda y familiaridad impía marca la religión presente del cristianismo: muchos hablan al Gran Deidad como si fueren su igual, y se conducen con mucho menos formal que demostrarían en la presencia de un rey terrenal. La falta de doblarse la cabeza en oración silenciosa cuando tomamos nuestro lugar en la congregación, o el vulgar viendo por todos lados, hablando y charlando, siempre listos para reírse o sonreírse a cualquier cosa que le parece extraño– todos estos son evidencias de esta creciendo maldad. Sal 89:7 Dios temible en la gran congregación de los santos, Y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él.

La palabra griega para «reverencia» en casos extraordinarios es de tener vergüenza, de «confusión de cara» o de apenarse en una forma (Esdras 9:6; Dan 9:7); sin embargo, la esencia de esto debe siempre acompañarnos en la adoración a Dios.

«Temor piadoso» es un maravilla piadosa en el alma cuando está participando en obligaciones sagradas, y esto tiene que ver con tener en mente el gran peligro de hacer equivocaciones en la adoración a Dios, y Su severidad en contra de tales ofensas graves. Dios no permitirá que se burla o se mofa de Él. Un alma serio entonces es conmovido a vigilar y ser diligente para no provocar tan gran, tan santo, tan celoso Dios —  por la negligencia de faltar esta reverencia y piadoso temor que requiere en Su servicio, y que Dios merece por el valor de Sus gloriosas perfecciones. Si el serafín se cubren sus caras antes de Él (Isa. 6:2), ¡Qué tanto más debemos nosotros!




Heb 12:29 porque nuestro Dios es fuego consumidor. Esta es la razón porque tenemos que servir a Dios con reverencia y temor. Las palabras son tomadas de Deu 4:24 donde son usadas para detener a Israel de su idolatría, porque esto es un pecado que Dios no va a tolerar. La misma descripción de Dios es aquí aplicada por el Apóstol a los que falta la gracia de adorarle con humildad y asombro que Él exige de nosotros. Si son sin la gracia en nuestras personas, y carecemos de reverencia en nuestra adoración– Dios va a tratar con nosotros según esto. Como un fuego que consume la materia echada a ello, así nuestro Dios destruye a los pecadores. El título, ‘nuestro Dios’ indica una relación del pacto — aunque cristianos son firmemente asegurados de su interés en su Pacto Eterno, Dios les exige de reconocer Su majestad y terror, 2Cor 5:10-11.

Las gemelas gracias de amor y temor, de temor y amor, deben ser los dos activos en el creyente, y es en preservar la balanza entre ellos que su salud espiritual consiste. Entonces aquí. Observa la notable conjunción, «nuestro Dios» en relación del pacto, nuestro Padre, y aun «un fuego consumidor», para tener miedo de él! Primeramente es para detener la desesperación de considerar la pureza divina y su justicia inflexible; y luego es para checar una irreverencia presumido que puede ocurrir por contemplar Su gracia y amor a nosotros puede generar.

Entonces la exhortación principal «tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios» es exhortado por dos diferentes motivos: porque hemos recibido a un reino, y porque Dios es un fuego consumidor. La razón carnal puede indagar, si hemos recibido a un reino que no se puede ser movido– ¿Por qué tener miedo? Pero si Dios es tal fuego consumidor — ¿Cómo podemos pensar que recibiremos tal reino porque somos tan pobres? Pero los que son enseñados por el Espíritu no tienen dificultad en percibir porque el Apóstol juntó las dos cosas.

El interés del cristiano en Su favor no es razón por desechar un solemne temor de Dios. Aunque Dios ha aplacado su ira en contra de él, Dios no ha desechado Su majestad y soberanearía sobre él. «Aun los que se paran lo más alto en el amor y favor de Dios, y tienen la aseguranza más completa, y de tener lo más profundo interés en Dios como su Dios, deben temerle como un Dios que vengar el pecado y es un fuego consumidor (Ezekiel Hopkins 1680). Aunque Dios ha tomado Su redimido en una relación íntima con Él, sin embargo, Dios requiere que siempre mantienen una apreciación de la majestad de Su persona, de la santidad de Su naturaleza, de la severidad de Su justicia, y del ardiente celos de Su adoración. Si verdaderamente venimos bajo la culpabilidad de este pecado de irreverencia, nuestras mentes serán afectados a piadoso temor. La gracia del temor es en ninguna forma en conflicto con, o es un impedimento al espíritu de adopción, santo denuedo, o el regocijar piadoso. Ve Sal 2:11; Mat 28:8; Fili 2:12.

Heb 12:28 Tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia. Porque sin ello, no vamos a tener ni reverencia ni temor. Sin la ayuda y unción divina, no podemos servir a Dios para nada, porque no recibe tal adoración que es ofrecido por personas sin gratitud. Sin gratitud en operación actual, no podemos servir a Dios correctamente, porque es es por el ejercicio de fe y temor, amor y reverencia, que la mera vida y alma de adoración espiritual consiste. ¡Qué tanto necesitamos aumentar la «gratitud» divina (2Cor 9:8; 12:9), y de guardarla operativa en todas las obligaciones de la adoración de Dios; que en vista de su tenebrosa ira, tenemos un miedo de hacer o ser desagradables a Él; en la vista de su majestad, nuestros corazones son humildes, y en vista de su amor, buscamos a honarle, agradarle, y adorarle. Isa 8:13 A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo. Mat 10:28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

traducido junio 28, 2011 por Pastor David Cox

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Witmer – Ley de Moisés y de Cristo


En la Biblia hallamos dos leyes, mejor conocidas como los dos testamentos. Sus reglas son distintas; por tanto es imposible guardar las dos. Pero esto no las hace contradecirse, pues el mismo Dios es autor de ambas. Antes bien, fueron escritas para dos épocas distintas. La ley antigua sirvió bien para su época particular; la nueva sirve bien ahora. Consideremos las dos en más detalle.

Desde el monte Sinai Dios entregó una ley al pueblo de Israel y mandó a Moisés a escribida. Por eso esa ley llegó a conocerse como la ley de Moisés. El Nuevo Testamento a veces se refiere a ella como “la ley”, mientras se refiere al nuevo orden que Cristo instituyó como “la gracia”.

Bajo aquella ley antigua Dios declaró principios morales. También instituyó un orden civil y religioso que ayudó al pueblo a guardados. Aquella ley con sus ceremonias religiosas señalaba en figuras hacia Cristo.

Si alguno no obedecía la ley de Moisés, tenía que morir.
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