Por Arturo Pink
Heb 12:28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos (adoramos) a Dios agradándole con temor y reverencia;
No hay exhortación en esta Epístola es más necesaria por nuestra generación que esta. Esta requisito mandado «con temor y reverencia» reprocha la «adoración» irreverente de nuestro día. ¡Qué ligereza inmunda y familiaridad impía marca la religión presente del cristianismo: muchos hablan al Gran Deidad como si fueren su igual, y se conducen con mucho menos formal que demostrarían en la presencia de un rey terrenal. La falta de doblarse la cabeza en oración silenciosa cuando tomamos nuestro lugar en la congregación, o el vulgar viendo por todos lados, hablando y charlando, siempre listos para reírse o sonreírse a cualquier cosa que le parece extraño– todos estos son evidencias de esta creciendo maldad. Sal 89:7 Dios temible en la gran congregación de los santos, Y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él.
La palabra griega para «reverencia» en casos extraordinarios es de tener vergüenza, de «confusión de cara» o de apenarse en una forma (Esdras 9:6; Dan 9:7); sin embargo, la esencia de esto debe siempre acompañarnos en la adoración a Dios.
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«Temor piadoso» es un maravilla piadosa en el alma cuando está participando en obligaciones sagradas, y esto tiene que ver con tener en mente el gran peligro de hacer equivocaciones en la adoración a Dios, y Su severidad en contra de tales ofensas graves. Dios no permitirá que se burla o se mofa de Él. Un alma serio entonces es conmovido a vigilar y ser diligente para no provocar tan gran, tan santo, tan celoso Dios — por la negligencia de faltar esta reverencia y piadoso temor que requiere en Su servicio, y que Dios merece por el valor de Sus gloriosas perfecciones. Si el serafín se cubren sus caras antes de Él (Isa. 6:2), ¡Qué tanto más debemos nosotros!
Heb 12:29 porque nuestro Dios es fuego consumidor. Esta es la razón porque tenemos que servir a Dios con reverencia y temor. Las palabras son tomadas de Deu 4:24 donde son usadas para detener a Israel de su idolatría, porque esto es un pecado que Dios no va a tolerar. La misma descripción de Dios es aquí aplicada por el Apóstol a los que falta la gracia de adorarle con humildad y asombro que Él exige de nosotros. Si son sin la gracia en nuestras personas, y carecemos de reverencia en nuestra adoración– Dios va a tratar con nosotros según esto. Como un fuego que consume la materia echada a ello, así nuestro Dios destruye a los pecadores. El título, ‘nuestro Dios’ indica una relación del pacto — aunque cristianos son firmemente asegurados de su interés en su Pacto Eterno, Dios les exige de reconocer Su majestad y terror, 2Cor 5:10-11.
Las gemelas gracias de amor y temor, de temor y amor, deben ser los dos activos en el creyente, y es en preservar la balanza entre ellos que su salud espiritual consiste. Entonces aquí. Observa la notable conjunción, «nuestro Dios» en relación del pacto, nuestro Padre, y aun «un fuego consumidor», para tener miedo de él! Primeramente es para detener la desesperación de considerar la pureza divina y su justicia inflexible; y luego es para checar una irreverencia presumido que puede ocurrir por contemplar Su gracia y amor a nosotros puede generar.
Entonces la exhortación principal «tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios» es exhortado por dos diferentes motivos: porque hemos recibido a un reino, y porque Dios es un fuego consumidor. La razón carnal puede indagar, si hemos recibido a un reino que no se puede ser movido– ¿Por qué tener miedo? Pero si Dios es tal fuego consumidor — ¿Cómo podemos pensar que recibiremos tal reino porque somos tan pobres? Pero los que son enseñados por el Espíritu no tienen dificultad en percibir porque el Apóstol juntó las dos cosas.
El interés del cristiano en Su favor no es razón por desechar un solemne temor de Dios. Aunque Dios ha aplacado su ira en contra de él, Dios no ha desechado Su majestad y soberanearía sobre él. «Aun los que se paran lo más alto en el amor y favor de Dios, y tienen la aseguranza más completa, y de tener lo más profundo interés en Dios como su Dios, deben temerle como un Dios que vengar el pecado y es un fuego consumidor (Ezekiel Hopkins 1680). Aunque Dios ha tomado Su redimido en una relación íntima con Él, sin embargo, Dios requiere que siempre mantienen una apreciación de la majestad de Su persona, de la santidad de Su naturaleza, de la severidad de Su justicia, y del ardiente celos de Su adoración. Si verdaderamente venimos bajo la culpabilidad de este pecado de irreverencia, nuestras mentes serán afectados a piadoso temor. La gracia del temor es en ninguna forma en conflicto con, o es un impedimento al espíritu de adopción, santo denuedo, o el regocijar piadoso. Ve Sal 2:11; Mat 28:8; Fili 2:12.
Heb 12:28 Tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia. Porque sin ello, no vamos a tener ni reverencia ni temor. Sin la ayuda y unción divina, no podemos servir a Dios para nada, porque no recibe tal adoración que es ofrecido por personas sin gratitud. Sin gratitud en operación actual, no podemos servir a Dios correctamente, porque es es por el ejercicio de fe y temor, amor y reverencia, que la mera vida y alma de adoración espiritual consiste. ¡Qué tanto necesitamos aumentar la «gratitud» divina (2Cor 9:8; 12:9), y de guardarla operativa en todas las obligaciones de la adoración de Dios; que en vista de su tenebrosa ira, tenemos un miedo de hacer o ser desagradables a Él; en la vista de su majestad, nuestros corazones son humildes, y en vista de su amor, buscamos a honarle, agradarle, y adorarle. Isa 8:13 A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo. Mat 10:28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
traducido junio 28, 2011 por Pastor David Cox