Definición y conceptos esenciales de la oración.

por David Cox
Este artículo es un estudio sobre qué es la oración, viéndola de diferentes puntos de vista.




Definición.

La oración es de hablar con Dios, y expresa nuestros sentimientos a Dios sobre los asuntos más importantes para nosotros. Es la creencia de que el finito puede comunicarse con el Infinito, y que el Infinito quiere comunicarse con el finito.


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A falsos dioses.

La Biblia también menciona personas que «oraban» a un falso deidad (Sal 65:2; Isa 56:7), debemos entender el concepto o la palabra como un ser humano que trata o habla con lo que ellos creen es Dios (aunque es el verdadero Dios o no). No vemos nada de animales orando, ni tampoco la Biblia habla de conversación entre seres angélicos, o entre ellos y Dios como «es el orar.» La Biblia tampoco usa el concepto «orar» para cuando Dios nos habla, pero Jesús es considerado de ser «orando» cuando Él habló con Dios el Padre. Entonces el concepto de orar es cuando un ser humano habla con Dios.




Comunicación con Dios.

La oración es nuestra comunión con Dios, y por esto, es un encuentro con Dios en que tanto que hablamos con Dios, que Dios nos habla (normalmente por Su Palabra, las Sagradas Escrituras, por nuestra conciencia, y por directamente poner ideas Suyas en nuestras cabezas). Entonces debemos considerar la oración un tiempo de comunicación o conversación con Dios, en que no es completo si no busamos lo que Dios dice sobre estos asuntos que le llevamos, tanto que le informamos de nuestros pensamientos. La oración es la percepción espiritual de Dios en nuestra vida, haciendo interacción con nosotros sobre asuntos de nuestra vida. Esta «entendimiento» de la voluntad divina, y la comunicación de nuestra voluntad a Dios tiene que empezar con las Sagradas Escrituras, y luego por nuestra profunda meditación sobre Su Palabra, entendemos lo que quiere Dios, y nos cambia la vida. Buscamos esta buena voluntad en nuestra vida.




El chiste con la oración.

Todo el chiste en la oración es de entender cómo Dios comunica a nosotros. Muchos (como los Pentecostales) piensan que la oración es una erupción de emoción, donde Dios nos habla por los sentimientos. Aunque hay un elemento de verdad en esto (esto se llama la consciencia), la forma principal que Dios nos habla es por las Escrituras. Entonces, para entender lo que Dios quiere de nosotros, tenemos que leer, estudiar, meditar, y contemplar las Escrituras, y cómo ellas se aplican a nuestras vidas. Los elementos esenciales en esto es (1) las meras Escrituras (citadas y no generalizadas), (2) nuestro entendimiento de los principios y reglas que representan, (3) meditación para que podamos aplicarlas a nuestras vidas, (4) nuestra voluntad y cumplimiento de ellas.




Envuelve un cambio espiritual adentro de nosotros.

Entonces la oración tiene mucho de ver con la lógica, la razón, el entendimiento mental de la voluntad de Dios, y una respuesta espiritual de nuestro alma de querer cumplir esta voluntad de Dios, y el correspondiente esfuerzo actual. Hay muchos autores, especialmente los católicos y Pentecostales, quienes quieren espiritualizar la oración a ser una comunicación con Dios sin entrar en nada de la lógica o razonamiento de la mente. Aunque no podemos excluir las emociones y los deseos de nosotros en este asunto (porque después de entender, tenemos que desear la voluntad de Dios y aceptarla para nosotros, que es emocional), pero debemos hacer las emociones siervo a la razón. Dios siempre primeramente y más fuertemente nos atrae por la lógica y razón, y luego por las emociones. (El libro Presentando la Presencia de Dios, por un hermano Lawrence, toma este punto de vista del sensacionalismo y emocionalismo en este escrito, y de hecho él era un católico que buscaba misterios y otras cosas del emocionalismo, como la pelicula «La Pasión de Cristo» por Mel Gibson).




¿Qué no es la oración?

Una observación sobre la Oración.

Empezamos con una objeción que unos hacen a la oración, y que muchas veces está en la mente de todos. Hay dos puntos que oprimen la idea de orar a Dios:
(1) Las leyes inmutables de la naturaleza.
(2) El poder de Dios en su presciencia, en que ya planeó todo y Dios no va a cambiar a sus planes.
Muchas veces las personas dicen que Dios no va a cambiar las leyes de la naturaleza porque yo le pido algo, y otras veces, las ideas del Calvinismo, un falso entendimiento de la soberanería de Dios, dicen que Dios no va a cambiar Su voluntad por nosotros. La respuesta a esto es que el mismo Dios quien hizo las leyes de la naturaleza, y quien tiene su voluntad y que hace que todo va según su voluntad dicta, este Dios nos manda de orar para que Él pueda cumplir con nuestras peticiones. Dios nos manda a orar constantemente. Estas ideas detienen la oración en fe, pero Dios nos manda de orar, y seguir orando.





Lucas 21:36 Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.
Col 4:2 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;
1Tes 5:17 Orad sin cesar.

La oración es parte del plan de Dios para que consigamos lo que necesitamos y para que se haga la voluntad divina. Obedecemos la voluntad de Dios aun cuando pedimos en oración por nuestro pan diario.




La oración no es un sustituto para trabajar.

Cuando buscamos respuestas sobre qué es la oración, debemos entender que Dios nunca nos dio la oración para que no tengamos que trabajar. Dios dijo a Adán que viviría por el sudor de su frente, y esto sigue hasta hoy con nosotros.

Neh 4:9 Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche.

En la Biblia, un creyente pide a Dios y todavía sigue, como Nehemías oraron y pusieron guarda por todos modos.




La oración no es para informar a Dios lo que no sabe.

Sal 69:17 No escondas de tu siervo tu rostro, Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme. 18 Acércate a mi alma, redímela; Líbrame a causa de mis enemigos. 19 Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio; Delante de ti están todos mis adversarios.
Dios ya sabe lo que necesitamos, porque Dios es omnisciente, o sea, sabe todo.
Mat 6:8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Mat 6:32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Rom 8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Dios ya sabe lo que necesitas y lo que quieres. Entonces, ¿Por qué orar? Porque es falta de la acción de pedirle que detiene Dios en darte las cosas, o en proveer abundantemente. O sea, Dios quiere que expresamos nuestras almas delante de Él. Es importante de hablar con Dios sobre estas cosas que queremos, porque sin esto, Dios no va a abrir el cielo para nosotros. Si Dios ya sabe lo que necesitamos, ¿Por qué tenemos que pedirle? Porque el saber no es todo envuelto aquí, sino nuestra relación con Dios y nuestra actitud hacia a Dios.

1Jn 5:14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.




La condición en que Dios oye o hace caso a nuestra oración es que nuestra petición sea adentro de la voluntad de Dios. Sin esto, Dios no va a darnos lo que le pedimos. O sea, la parte más importante de la oración eficaz es de entender la voluntad de Dios y cómo Dios hace las cosas (los principios bíblicos que sigue Dios) para que oremos en la voluntad de Dios.

La oración tiene una alta relación con la voluntad de Dios.

Mat 6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

  • Dios ha estructurado nuestro mundo así.
  • Tenemos necesidades y problemas.
  • Dios tiene lo que soluciona todo estos.
  • No es absoluto que Dios nos da todo, pero tiene para dar.
  • Dios nos manda de pedir lo que queremos.
  • Dios nos avisa de buscar la sabiduría en qué pedimos, y cómo.
  • Pedimos a Dios lo que necesitamos.
  • Dios logra su objetivo, que es comunión y relación íntima con nosotros.
  • Dios quiere darnos cosas como respuesta de nuestras peticiones.
  • El recibir depende en A. si es la voluntad de Dios, y B. nuestra relación con Dios (humildad, reverencia, y fe).




Parte de recibir lo que necesitamos es de entender Dios, cómo Dios funciona y obra, y cómo es el plan y voluntad de Dios. Sin entender a Dios, nuestro éxito en orar es muy poquito, que es lo más común. Entonces ¿Cómo conocemos mejor a Dios? Todo esto no es para controlar a Dios para que Dios haga mi voluntad. La oración, y relación íntima que tengamos con Dios es para que yo cambie mi voluntad. Entonces conocemos a Dios por problemas en esta vida, y por qué ha dicho Dios sobre estos problemas. Esto es por estudiar la Palabra de Dios, las Escrituras, pero hay más que saber. Hay el entender. Meditación sobre mi vida, situaciones y problemas específicos, y las Escrituras que habla de ellos es lo que me hace entender la posición de Dios sobre ellos.

Consideramos a Job… Job agarró el principio de fe, de confiar en Dios ni modo que mal entra en su vida.

Job 2:9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. 10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.

Job confiaba en Dios, en su relación con Dios. Era una disposición hacia a Dios que Job llevaba, que la Biblia llama “integridad”. Confiaba que aun si bien o mal entra en su vida, Dios lo mandó o lo permitió, y que Dios tiene SU PLAN, SU VOLUNTAD, que toma prioridad e importancia al gusto y preferencia de Job. O sea, nosotros debemos buscar de ubicarnos en los planes de Dios, no pensar que Dios es muy útil para que cumplamos con nuestros planes.




¿Qué es la oración?

Muchas veces los cristianos no entienden lo que es la oración. Piensan que es algo como un tío rico que viene a visitar, y todo lo que deseas, te lo compra. Esta no es la oración. La oración es algo hecho por Dios para servir los propósitos de Dios. Es vital, esencial, y absolutamente necesaria para cada cristiano, pero porque no entendemos qué son los propósitos divinos, ni cómo funciona Dios, entonces tenemos problemas con la oración. La oración es como Dios quiso alinearnos con Su voluntad y propósitos.

Sal 34:8 Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.

Dios nos invita de probarle, para conocerle con el fin de confiar en Él. De aumentar nuestra fe en Él. La oración es para edificar y fortalecer nuestra confianza en Dios. La oración es una construcción de Dios por lo cual pone en nuestras manos el poder de cambiar la realidad de nuestras vidas, las vidas de otros en el mundo, y participar en la obra de Dios. Cuando oramos, estamos trayendo Dios a nuestras vidas para que Él resuelva nuestros problemas y necesidades. La oración es la forma en que derramamos nuestro corazón y voluntad sinceramente delante de Dios. Cuando ve en qué, y cuánto, y cómo oro, Dios puede ver las áreas de sinceridad en mi vida.




1Sa 1:15 «he derramado mi alma delante de Jehová»; 2Cr 32:20 «oraro por esto, y clamaron al cielo»; Job 8:5 «Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso»; Sal 73:28 «Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jeohvá el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras»; Efe 3:14 «por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre».

«La oración es la practica de la presencia de Dios.» Es el lugar donde el orgullo es abandonado, donde la esperanza es levantada, donde la suplicación es hecho. La oración es el lugar de admitir nuestra necesidad, de tomar la humildad, y de declarar nuestra dependencia sobre Dios. La oración es una práctica muy necesaria del cristiano. La oración es el ejercicio de la fe y la esperanza. La oración es el privilegio de tocar el corazón del Padre por el Hijo de Dios, Jesús nuestro Señor.

La Biblia habla mucho de oración. Pero, a veces, demasiado frecuentemente, ignoramos la oración y tratamos de lograr en la fuerza de nuestras propias voluntades estas cosas que queremos que pasan. Para los de nosotros que somos demasiado veces culpables de esto, necesitamos de doblar nuestras rodillas, confesar nuestros pecados, recibir el perdón de Dios, y rogarle que la voluntad de Dios sea hecha arriba de nuestra voluntad. Dios es soberano y nos ama, y Él sabe lo que es mejor para nosotros y otros, aun si no nos parece de hacer mucho sentido.

Entonces es muy frecuente que venimos al Señor con peticiones legitimas para sanar, para conversiones, y para necesidades, y aun las respuestas que esperamos no vienen. Sin embargo, debemos perseverar y alabar a Dios. Oramos porque sabemos que Dios no escucha, y porque deseamos ver los resultados. Debemos orar en fe, confiando en Dios. Debemos orar consistentemente, confiando en Dios. Debemos orar para sanarnos, confiando en Dios. Debemos orar para otros, confiand en Dios. Debems orar cuando nuestras peticiones son contestadas o aun cuando no son, recordando esto, si supieramos lo que sabe Dios, no cambiaríamos ni una cosa.

La oración cambia la persona orando porque en la oración, estás en la presencia de Dios como te pones en la presencia de Dios tu ser entero en confesión y dependencia. Nohay nada de esconder cuando uno está en un tiempo de quieta suplica, cuando alcanzamos la parte más profunda adentro de nosotros, admitiendo nuestros fracasos y necesidades. En hacer esto, nuestros corazones son calmados, y nuestro orgullo es quitado, y disfrutamos la presencia de Dios. Stg 4:8 dice »Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.’




Me recuerda de otro beneficio de la oración: paz. Fili 4:6-7 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.  Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

«Supongo que podemos probar nuestra vida de oración y dependencia en Dios por la paz, o la falta de paz en nuestros corazones. En todas las cosas debemos buscar al Señor y en Su presencia siempre paz será lo que ganamos. La oración es la práctica de la presencia de Dios. » [1]

Diccionario Fausset, entrada sobre la oración.

«La oración produce y esfuerza en fe y amor en la mente la dependencia consciente en Dios, y es el estado indicado mandado para recibir y apreciar la bendición divina. Además la oración no toma el lugar del trabajo; el orar y el trabajar son complementarios uno del otro (Neh 4:9). Nuestra debilidad nos causa de echarnos sobre el amor de Dios nuestro padre, sobre su providencia, y sobre su poder. Nuestro ‘Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.’ (Mat 6:8; Rom 8:26). Y ‘el Espíriu nos ayuda nuestras enfermedades,’ y Jesús nos enseña como orar por medio de la oración de Jesús (Lucas 11). Tampoco es la bendición solamente sujectiva; pero podemos orar para bendiciones particulares, temporal o espiritual, en la sumisión a la voluntad de Dios, por nosotros mismos. Compare en versículo 6, ‘hágase tu voluntad’ (Mat 6:10) y ‘si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad’ (1Jn 5:14-15) es la limitación. Cada verdadera oración en fe tiene esta condición. Dios entonces concede la petición o algo mejor que ello, entonces ningún verdadera oración es perdida (2Co 12:7-10; Luc 22:42; Heb 5:7).»




Anónimo – El Cristiano Arrodillando, capítulo 5.

«Señor Moody una vez estaba hablando a una reunión de muchos niños en Edinburgh. Para llamarles la atención, empezó con una pregunta: ‘¿Qué es la oración?’ — buscando que nadie le contesta, él mismo pensó de dar la respuesta.

Para asombrarle, docenas de pequeñas manitas se levantaron de todos lados en la reunión. Le dio la palabra a uno niño para contestar; y la respuesta vino de inmediato, claro y correcto: ¡La oración es de ofrecerle a Dios nuestros deseos para las cosas agradable para Su voluntad, en el nombre de Cristo, con confesión de nuestros pecados y con actitud de agradecimiento para sus misericordias…!»

La palabra ‘oración’ realmente significa ‘un deseo dirigido hacia alguien,’ esto es hacia a Dios. Todo lo que busca la verdadera oración es Dios mismo, porque con conseguir a Dios, recibimos todo lo que necesitamos. La oración es simplemente ‘volver el alma a Dios.’ David la describe como el levantarse del alma viva al Dios vivo. ‘A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.’ Sal 25:1…

‘La oración,’ dice un viejo mistico judío, ‘es el momento cuando el cielo y la tierra se besan.’

La oración, entonces, ciertamente no es el persuadir a Dios de hacer lo que queremos que Dios hace. No es el doblar la voluntad hesitante de Dios para nuestra voluntad. No es de cambiar Su propósito, aunque puede destapar Su poder. ‘Tenemos que concibir la oración no como el vencer la resistencia de Dios,’ dice el arzobispo Trench, ‘sino como de agarrar lo más alto querer de Dios.’

Es porque Dios siempre propone nuestro mejor bien. Aun la oración ofrecida en ignorancia y ceguedura no puede cambiarle de esto propósito, aunque cuando oramos persistentemente por algo dañino, nuestra voluntad puede causarlo de llegarnos, y sufriremos en seguida. ‘él les dio lo que pidieron; mas envió mortandad sobre ellos.’ Sal 106:15. Ellos mismos trajeron la mortandad sobre ellos mismos. Fueron ‘malditos con la carga de una petición concebida.’




Oración y la naturaleza del hombre.

La oración no viene naturalmente al hobre. Normalmente pensamos y vivimos en tal forma que dependemos completamente en Dios, pero ponemos poca importancia en el convivir o tener comunión con Dios. Pensamos que somos auto-suficientes, deseamos nuestras vidas como si podemos hacer todo sin la intervención o ayuda de Dios.

«Normalmente» la gente nunca piensa en serio en orar a Dios hasta que hay una crisis, y ellos no tienen adonde más de irse para ayuda. Su última acción siempre es de buscar a Dios.




La oración es un reconocimiento de nuestra falta.

Dios también quiere que le pidamos por las cosas que necesitamos y queremos en esta vida. En el fondo del corazón de la salvación, la salvación es una relación con Dios, donde no podemos, y Dios puede. El arrepentimiento está obrando fuertemente en cualquier persona verdaderamente salva. Aparte de arrepentirnos de nuestros pecados, debemos estar admitiendo que no sabemos cómo debemos ordenar a nuestras vidas, y debemos dejar que Dios la ordena por nosotros (por medio de Él hablándonos por Su Palabra). Sin oír, leer, estudiar, y meditar en la Palabra de Dios, no podemos cumpliir con la voluntad de Dios. Desde pedir por nuestro pan diario hasta decirle a Dios que no sabemos cómo o por qué cosas debemos estar deseando, la vida cristiana vivida correctamente es de humillarse delante de Dios.

Stg 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.

Pedimos a Dios porque no tenemos, y no podemos conseguir lo que necesitamos o lo que queremos sin la ayuda de Dios. Observamos aquí que no es incorrecto de pedir a Dios por lo que necesitamos (legítimamente) o aun lo que queremos.

Mat 6:11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

¿Por qué pedimos a Dios por un bolillo? ¿No puedes pagar por ello? Sí puedes, pero aun sin la ayuda de Dios, no tendrías ni dinero para pagarlo, ni forma de ir a la tienda a comprarlo, ni tampoco habría tiendas ni pan para vendértelo. Tal vez podemos llevar a tan lejos, que sin Dios proveyendo para nosotros, ni tendríamos manos de ofrecer el trabajador en la tienda nuestro dinero, ni boca para pedir ayuda. Nuestra falta de auto existir es el punto. Sin el mundo de Dios, no podemos existir. El bolillo no es el punto, sino quien es el dueño del juego que jugamos. Esto es donde la oración viene a ser central en nuestro pensar. Dios puede cambiar las cosas drásticamente si quiere, por lo malo o por lo bueno. ¿Cuál quieres? Pues tu actitud hacia Dios en tu vida de oración es lo que va a demostrar esta actitud.




Oración es un reconocimiento de la subasta y sobernaería de Dios.

Dios exige que nosotros le regresamos cosas a Él, y estas cosas son adoración de qué es Él, y gratitud por todas las cosas que nos da diaria. Cuando hacemos esto como debe ser, entendemos quién es y qué es nuestro Salvador. Le apreciamos por lo que es.

Sal 89:11 Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; El mundo y su plenitud, tú lo fundaste.
Deu 10:14 He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella.

Dios es dueño de toda la tierra, y Él tiene todo lo que necesita para darnos todo que Él quiere darnos.




La oración es una respuesta a nuestro dolor, sufrimiento, y necesidad.

Mat 6:8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

Stg 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.

Pedimos a Dios para solucionar nuestros problemas. Pero no es porque Dios es ignorante de lo que pasa en nuestras vidas, sino porque Dios quiere crear una dependencia espiritual entre nosotros y Él.

Aun en la tristeza y dolor, debemos entender que hay valor porque nos causan acercarnos a Dios. Dios quiere que le buscamos cuando las cosas no van correctamente, pero en humildad y mansedumbre. Dios permite que las cosas van mal en nuestras vidas especifícamente para que regresemos a Él.

La oración es comunión y compañerismo con Dios.

La oración es comunión con Dios, y implica que Dios es una persona con quien podemos tratar persona a persona. Dios nos escucha cuando hablamos con Él, y debemos escuchar y hacer caso a Dios cuando nos habla. Siendo una persona, implica que tiene placer y puede enojarse si cosas no son a este placer.

Luc 10:38 Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. 39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. 40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. 41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. 42 Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

La oración es comunión con Dios, o sea, de actualmente «vivir» nuestras vidas con Dios, hablándole siempre en todas las cosas que nos pasa, para que Dios entra en todas nuestras ideas, que entra en todos nuestros pensamientos.

Salmo 119:68 Bueno eres tú, y bienhechor; Enséñame tus estatutos.

Proverbios 3:5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.

Génesis 22:14 Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. (Un nombre de Dios – Jehová-Jireh) Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.

Efesios 3:20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,




Actualmente, toda la vida cristiana gira alrededor de la oración. La oración es la comunicación entre Dios y nosotros. Dios habla a nosotros por Su palabra actuando en nuestro espíritu con el Espíritu Santo y nuestra conciencia para iluminarnos, guiarnos, y regañarnos. Nuestra respuesta (si respondemos) es por medio de nuestras acciones y la oración.

El asunto principal de nuestro relato con Dios es de crear confianza (fe) de nuestra parte en o hacia a Dios. El donde que buscamos para lo que necesitamos es en Dios, no en el hombre, no en nosotros mismos.

Jeremías 17:5 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.

Siempre queremos confiar en el hombre en lugar de Dios. Confiamos en nosotros mismos, lo que podamos hacer nosotros no entendiendo que todo lo que “podamos” hacer o lograr nosotros es porque Dios nos dio para que podamos.

Juan 3:27 Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.

Salmo 65:2 Tú oyes la oración; A ti vendrá toda carne.

Zacarías 4:6b No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Salmo 81:10 Yo soy Jehová tu Dios, Que te hice subir de la tierra de Egipto; Abre tu boca, y yo la llenaré.

1Samuel 7:12b Hasta aquí nos ayudó Jehová.

Dios quiere que el cristiano obediente (que como resultado tiene la oración eficaz) reconozca siempre que no puede en sí mismo. Todo que podamos es porque Dios nos dio. Todo lo que tenemos es una mayordomía de Dios, para que cumplamos con la obra y propósito de Dios.

Salmo 31:15 En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.

Parte de la victoria en la vida cristiana, y por lo tanto, el éxito en la oración es el reconocer profundamente y siempre que nuestras vidas están completamente en las manos de Dios para que Dios haga con ellas lo que quiere.

Romanos 8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

Santiago 1:17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.




El asunto en todo esto de la oración no es que Dios no tiene para darnos, ni que Dios no quiere darnos, el asunto es otro, Dios quiere y puede darnos todo lo bueno, pero nosotros tenemos un problema por que Dios no puede darnos. Esto es el asunto que tenemos que quitar, cambiar, corregir o poner donde no hubo.

La oración es una forma de demostrar nuestros celos para con Dios.

Gálatas 4:18 Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros.

La devoción que tiene un cristiano hacia Dios y las cosas de Dios es algo que es visto en su vida de oración. Por orar por asuntos regularmente, por años, fervientemente, y con pasión, el cristiano demuestra a Dios su fervor y devoción hacia estos asuntos.

Salmo 37:4 Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.

Dios responde a nuestras peticiones igualmente o por la misma forma en que nosotros respondemos a las cosas de Dios. ¿No es obvio esto? Los hombres más santos, más devotos a Dios en la Biblia, ¿No son también las personas con más fuerza espiritual en la oración? Considera el caso de un hermano enfermo que quiere que Dios le sane. ¿Qué le instruye Dios?




Santiago 5:14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.

En cualquier iglesia que hay, ¿No deben ser los ancianos (que guían y gobiernan la iglesia) las personas que son más dedicadas a las cosas de Dios? Los que son más dedicados a Dios llegan a ser los que trabajan, ministran, y los que están más íntegros de la iglesia local donde se encuentran.




La oración es como demostramos nuestra gratitud delante de Dios.

Dios siempre hace cosas por nosotros diariamente. Pero Dios también quiere gratitud en nuestros corazones antes que Dios va a enviarnos todavía más bendiciones. Si no vea gratitud, el cielo cierre. Es como un niño que tiene su cumpleaños antes de Navidad. Si los padres vean que el niño desprecia los regalos y sus esfuerzos de hacerle feliz, entonces luego no hay tantos regalos en Navidad.

El concepto «acción de gracias» donde nosotros reconocemos públicamente las cosas buenas y malas que Dios nos hace es un elemento muy importante de la oración. Digo «bueno y malo» porque a veces reconocemos nuestras fallas públicamente, y lo que Dios tuvo que hacer para hacernos responder a la verdad en una forma correcta. Aunque en las disciplinas y castigos que Dios nos da, esto es bueno, y debemos agradecer a Dios por esto también.

Sin que reconocemos la bondad de Dios hacia a nosotros, no podamos disfrutar y recibir todas las bendiciones que Dios puede darnos. Humildad obra aquí. Gratitud es de admitir que no podamos lograr algo solo, necesitamos ayuda.




La oración (especialmente la oración pública entre los hermanos en la Iglesia) es una forma en que podamos adorar a Dios. Por medio de esto, reconocemos cómo es Dios y quién es Dios. La adoración es de elaborar Sus virtudes públicamente, especialmente entre los redimidos en la iglesia.

La oración es como adoramos a Dios.

Isaías 26:3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. 4 en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.

El asunto en la adoración es de mantener los pensamientos en Dios, lo que Dios hará en esta situación, lo que agrada a Dios en esta situación, lo que hago que desagrada a Dios y como debo cambiarlo. En una forma reconocemos la forma, método, y principios de Dios de actuar y reaccionar a situaciones, y en hacer esto, estimando la forma que Dios tiene como supremo y mejor que todos los demás, y es lo que buscamos, adoramos a Dios. La adoración es simplemente meditación y reflexión sobre la esencia de Dios. Cómo es Él, qué es en su esencia, qué es su carácter moral. Cuando examinamos esta persona y carácter de Dios, y luego aceptamos esto como mejor que nosotros, y lo tomamos como el plan y regla de nuestra vida, adoramos a Dios.




La oración es como encontramos misericordia y perdón de Dios.

Hebreos 4:14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15 no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

El camino que Dios ha establecido para encontrar gracia y perdón delante del trono de Dios es de orar por medio de la obra de Jesucristo en la cruz. Es por esto hablar con Dios por la base de los méritos de Jesucristo es lo que nos brinda el perdón de Dios.




La oración produce paciencia, respeto, y humildad.

A veces oramos por algo y Dios no nos da ninguna respuesta. Tenemos que tratar con la falta de respuesta de parte de Dios. Aprendemos que somos siervos de Dios, y Dios siendo el Creador, el Hacedor, el Rey de reyes, y Señor de señores, debemos estar en espera de Él, y no visa versa. Además, aprendemos por la oración de respetar a Dios porque Él puede darnos mucho más que pensamos, o puede darnos menos, nada, o problemas. Es un privilegio de entrar delante de Dios Santo, Celoso es Su nombre, pero también debemos respetarle profundamente.

En ver oraciones sin respuesta, debe humillarnos grandemente. Pensamos que tanto podamos hacer en nosotros mismos, pero cuando esto sucede, tenemos que quitar de nuestras mentes que somos poderosos, capaces de lograr muchas cosas, y con la cara al piso, admitimos que solamente Dios puede todo, y somos incapaces de cualquier cosita sin el poder de Dios.




La naturaleza de la oración.

Primero y más importante es que la oración es una admisión de nuestro fracaso en resolver nuestras necesidades sin Dios. Es una admisión que sin Dios, ni podemos lograr la más simple cosa en nuestra vida. De rehusar de orar es de declarar a Dios que tú no necesitas Su ayuda en cualquier cosa que estás haciendo, sea difícil o sea fácil.

Tu vida en oración es un reflejo directo de como piensas sobre tu propia soberbia o debilidad delante de Dios, sin o con Su ayuda. Es una declaración de qué tú crees sobre lo que puedes hacer sin Dios, y lo que Dios puede hacer por tu vida si le admitimos a ella diariamente por la oración. Martín Lutero ni comió el desayuno hasta que había orado varias horas. Un día iba a hacer una importante visita delante de los que estaban investigándole, y un amigo le preguntó si para hoy solamente iba a pasar el día sin perder el tiempo orando toda la mañana. Su respuesta era, porque tuvo tanto de hacer aquel día, que tuviera que gastar doble de tiempo en oración o no terminaría de hacerlo todo.




La vista de uno hacia la oración capta sus conceptos reales de la potencia de Dios y la impotencia de uno mismo sin Dios. Jesús vió la obra de Dios como algo que es hecho sobre las rodillas en las horas antes de predicar y enseñar, y tuvo el poder de Dios sobre su ministerio.

La oración es la avenida divina que diseñó para que obtengamos nuestras necesidades y deseos.

Aunque suplicación a Dios para “cosas” es en el corazón de la oración, la oración es una respuesta a parte del carácter y ser de Dios.

Heb 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Dios contesta peticiones hecho de él. Esto es muy importante de ver. Dios nos manda a orar por que es parte de su carácter de tener una relación con sus criaturas, y con los seres humanos, de suplir lo que ellos le piden a Él.

Sal 66:19 Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica. 20 Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.

Sal 106:44 Con todo, él miraba cuando estaban en angustia, Y oía su clamor;

Sal 145:19 Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.

Es importante de reconocer que Dios hace caso a la oración, pero solamente cuando la persona habla con Dios y le pide algo. Además los jactancioso, soberbios, y arrogantes normalmente no tienen relación con Dios, no piden a Dios, y entonces Dios no contesta sus peticiones (porque no presentan nada delante de Dios). En los próximos sermones vamos a ver que estorba la oración, pero la actitud del corazón de quien pide es clave en conseguir una petición.

Sal 102:17 Habrá considerado la oración de los desvalidos, Y no habrá desechado el ruego de ellos.

Sal 34:15 Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos. 17 Claman los justos, y Jehová oye, Y los libra de todas sus angustias.

Lo que vemos es que Dios escucha y cumpla con las peticiones de personas de una situación especial o actitud espiritual particular.

Sal 32:6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.

Pro 15:8 El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; Mas la oración de los rectos es su gozo.

Pro 15:29 Jehová está lejos de los impíos; Pero él oye la oración de los justos.

1Pe 1:17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;




Las personas quienes “probaron” la oración y no funciona, pues, probablemente no estudiaron suficientemente la oración en las Escrituras, y entonces nunca vieron las condiciones y situaciones necesarias para que logren sus peticiones. La falla no es en Dios, sino en ellos.

La oración es como Dios nos permite de co-laborar con Él en Su obra, para que tengamos gloria en la eternidad.

Considerando todos los aspectos de la oración, qué es, y cómo es, no debemos pasar por alto que por medio de orar por las cosas que Dios hace, nos permite de participar en estas obras divinas, aunque no de cerca, para que en la eternidad, Dios pueda compartir Su gloria con nosotros.

James Hastings: ¿De qué consiste el acta de orar?[1]

«¿De qué consiste el acta de orar? Siempre consiste de tres formas separadas de actividad, que sobre las cuales, en casos diferentes de diferentes personas, existen en diferentes grados de intensidad, pero que tienen que ser encontrados en un grado en todos quienes que oran.

(1) De orar es primero de todo de poner affecciones en moción; es de abrir el corazón. El objeto de la oración es el Amor Todavía No Creado, la Belleza Eterna — esta persona de quien su belleza que causa todo amor y admiración aquí es una sombra. De estar en su presencia en orar es de ser consciente de un aumento del corazón, y del placer que le acompaña, lo cual sentimos, en otro sentido, como cuando hablamos con un íntimo amigo o pariente. Este momento de afectos es sostenido por todo el tiempo de orar. Es activado por la vista espiritual de Dios, pero es también el impulso original que nos jala más cerca a Él. En la oración verdadera, como en enseñar, ‘desde la abundancia del corazón la boca habla.’

La oración es de hablar emocionalmente delante de Dios. Las emociones profundas y secretas del corazón sale en adoración delante de Dios. Entonces en adoración respondimos a la invitación, ‘Derrame tus corazones delante de Él.’ Ahora esto aplica a todos tipos de verdadera adoración. Se aplica aun a la suplica. Una grande parte de nuestra adoración, a veces demasiado grande, consiste de peticiones. La petición es la forma más baja de adoración, porque se devuelve los pensamientos de la persona a sí mismo. Si buscamos que podemos recibir, y esta que esperamos de recibir es el gran objetivo de oración. Pero aun todas estas peticiones son expresiones de emoción; porque no es un deseo sincero que las crea, y ¿qué es esta deseo fuerte sino emoción? Cuando oramos, ‘limpiamos los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración del Espíritu Santo,’ y esta oración viene de un deseo fuerte y sincero de tener la santidad sin mancha, y ¿No es este deseo el deseo más sagrado que el Espíritu Santo causa en los corazones de hombre regenerado? Pero si aplica a una suplica o petición, ¡cuánto más se aplica a la adoración!

La oración también levanta la emoción. Si el amor causa adoración, tiene que ser que la adoración causará más amor. Vemos esto en una comparación de Salmo 18 y Salmo 116. En los dos, el amor para Jehová es declarado, y en los dos es conectado con Su adoración. Pero hay esta diferencia: en Salmo 18 el amor causa la adoración, y en Salmo 116 la adoración causa el amor. En Salmo 18, el Salmista dice, ‘Te amo oh Jehová’ Sal 18:1, y añade como una consecuencia de este amor, ‘invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado’ Sal 18:3. En Sal 116:1, dice ‘amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis suplicas.’ Amó cuando entró la presencia de Dios, y amó todavía más cuando salió.

(2) De orar, próximamente, es de poner el entendimiento en moción, y de dirigirlo al objetivo más alto a lo cual se puede dirigir, al Dios Infinito. En nuestras oraciones privadas, como en nuestras liturgías públicas, generalmente precedemos la petición misma por nombrar uno o más de sus atributos. Dios Todopoderoso y Siempreterno. Si el entendimiento realmente está funcionando cualquiera, ¡qué maravilloso son las ideas, verdades, que pasando delante de nosotros: un Poder sin límites, una Existencia la cual no conoce ni principio ni fin. Entonces la sustancia de nuestra petición, los motivos que son la razón por suplicarla, los asuntos a los cuales dependen si es contestada o no, todo se presenta delante del ojo del entendimiento. Y cuando nuestra oración no es dirigido a nuestro Señor Jesucristo Mismo, el hecho que es dirigido al Padre por Él, y en base de Sus méritos y mediació, todo abre sobre el pensamiento del cristiano los más profundos misterios delante del Trono Eterno. Entonces cualquier acción común de verdadera oración guarda, no la imaginación, sino el entendimiento con ocupada sinceridad que absorba el ser, y bajo la guianza de la fe, desde el principio hasta el fin.

El primer ingrediente para la oración no es la inteligencia, sino el movimiento del espíritu — el alma. La materia prima de la oración es este aspiración del alma hacia su Objeto verdadero (Dios).

Sal 42:1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.

Sal 42:2  Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?

El motivo de este movimiento es una sensación de necesidad, una sensación de debilidad, de dependencia. Es perfectamente compatible con inmaduras percepciones de Dios, es el grito del niño hacia su padre, el cual ve en la distancia indistintamente, como en poca luz; y es un impulso, un entusiasmo, una emoción; es un respirar, una aspiración. La material prima de la oración no es su elemento intelectual, es este elemento de impulso, de amor, de movimiento moral, vigoroso y con resolución en lo que hace, pero vago y indeterminado en su curso y su objecto. Sin duda, la oración más dedicada es frecuentemente compatible con poco ejercicio de nuestro entendimiento… Pensar sobre Dios o sobre nosotros mismos no es este movimiento interno hacia a Dios lo cual que nos lleva alto, y lo que es el primer paso y mas esencial paso en la oración. El ignorante, el joven, el muy enfermo, el desesperado, el quebrantado, puden decir con el Apóstol, ‘Oraré con el espíritu.’

Pero aunque el entendimiento no puede dar el primer impulso a la oración, se puede suplirla la dirección. Es muy necesaria, si el impulso original, que es la esencia de la oración, que esto es moldeado y hecho permanente para servir al alma. La energía original de la oración es la emoción; su regulación es asegurado por el entendimiento, que es, el entendimiento iluminado por la divina gracia. Sin este entendimiento, el espíritu de la oración es como metal líquido que corre en las formas irregulares de un molde. Sin entendimiento, el espíritu de la oración es como el gran habilidad que es perdido por la falta o mal uso de buen entrenamiento.

El entendimiento entonces asegura doble resultado. Introduce la énfasis, el propósito, la orden, a lo que sin no fuera por él, será un impulso sin propósito y sin reglas. Pero el entendimiento hace más, asegura la reverencia.

Sin dañar la tenura de las relaciones que vinculan el alma a su Dios y Redentor, hay un recuerdo perpetuo de Su Majestad Inacercable y de la nada de todas Sus criaturas delante de Su presencia… Las oraciones de un hgombre tiene que dirigir y promover sus acciones más importantes; tienen que cuidarle al día en todo su esfuerzo mental y espiritual…. Una oración tiene que tener un pensar en ella… Pero de sacar el pensamiento de la oración no asegura que la oración llegará a Dios…
(3) Una vez más, de orar es de poner la voluntad en moción, como cuando nos sentamos para leer o a jugar, o cuando caminando un cerro impenando rápidamente. Esta poder soberano en el alma que nombramos la voluntad nos hace en la oración a esforzarnos primeramente, pero también tiene que pertratar profundamente en cada acción de la oración. Es la voluntad cual apresura la petición; es la voluntad la cual lucha con la resistencia de la flojera o la oposición secreta por causa de un pasión pecaminosa; es la voluntad que perservera; es la voluntad que proclama, ‘No te dejo salir si no me bendices.’ La cantidad de la voluntad que llevamos individualmente en la oración es un reflejo de su sinceridad; y donde la oración es real y larga, las demandas que hace sobre nuestro poder de concentrar con determinación en una acción continua son grandes.




Un comentario en «Definición y conceptos esenciales de la oración.»

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