Papa Francisco: "Me gusta pensar que el infierno está vacío"

ROMA – El Papa Francisco dijo esta semana que cree en el infierno, pero le gusta pensar que está “vacío” debido a la gran misericordia de Dios.

«Lo que voy a decir no es un dogma de fe, sino algo personal», dijo el pontífice el domingo por la tarde en el programa de televisión italiano Che Tempo Che Fa.

“Me gusta pensar que el infierno está vacío; Espero que así sea”, le dijo al presentador del programa, Fabio Fazio.

No es la primera vez que las hipótesis del Papa sobre el infierno causan revuelo.

En marzo de 2018, por ejemplo, el diario italiano La Repubblica informó que el Papa le había dicho a su viejo amigo, Eugenio Scalfari, fundador del periódico, que no cree que exista el infierno.

Cuando Scalfari, un ateo, le preguntó sobre el castigo de las almas “malas” de las personas que murieron en pecado, se cita al Papa Francisco negando el infierno.

“No son castigados. Los que se arrepienten obtienen el perdón de Dios y entran en el rango de las almas que lo contemplan, pero los que no se arrepienten, y, por tanto, no pueden ser perdonados, desaparecen”, habría dicho. “No existe el infierno, existe la desaparición de las almas pecadoras”.

En respuesta, el Vaticano emitió una declaración cuidadosamente redactada que no negaba la sustancia de las afirmaciones, provocando mayor consternación, incluso en los niveles más altos de la Iglesia.

Lo que relata el autor “es el resultado de su reconstrucción, en la que no se citan las palabras exactas del Papa. Por lo tanto, ninguna cita del artículo antes mencionado debe considerarse como una transcripción fiel de las palabras del Santo Padre”, se lee en el comunicado del Vaticano.

Según algunos observadores, la esperanza del Papa de un infierno vacío tiene consecuencias reales en la vida de los fieles.

Si “crees que todo el mundo está llegando al cielo, independientemente de cómo vivan aquí en la tierra”, escribió Eric Sammons, editor en jefe de Crisis Magazine, “entonces la importancia de practicar la fe y compartirla con los demás se derrumba”.

Anteriormente, “los católicos sentían el deber de trabajar por la conversión de los no católicos, ya fuera apoyando obras misioneras o instando a los no católicos a convertirse en católicos”, algo que ya no es el caso, escribió Sammons.

Algunos han sugerido que el énfasis del Papa en cuestiones sociales y políticas como la inmigración y el cambio climático en lugar de la salvación de las almas está influenciado por su creencia de que todas o la mayoría de las personas se salvan de todos modos.

El Papa Francisco ha instado a los cristianos a no intentar convertir a los no creyentes a la fe, insistiendo en que ese “proselitismo” es obra de vendedores ambulantes e indigno de los cristianos.

“Evangelizar no es hacer proselitismo”, dijo el Papa a multitudes reunidas en el Vaticano en enero pasado. “Hacer proselitismo es algo pagano, no es ni religioso ni evangélico”.

“No se trata de proselitismo, como dije, para que los demás se conviertan en ‘uno de nosotros’; no, esto no es cristiano”, reiteró. “Se trata de amar para que sean hijos felices de Dios”.

Según el Diccionario de Cambridge, hacer proselitismo significa “tratar de persuadir a alguien para que cambie sus creencias religiosas o políticas o su forma de vida por las suyas propias”.

El proselitismo –o el intento de convertir a otros a la propia fe– es diferente de la evangelización, ha propuesto el Papa, que es el testimonio gozoso de la propia experiencia de Cristo.

En 2019, el Papa le dijo a un grupo de estudiantes cristianos de secundaria que debían respetar a las personas de otras religiones y no intentar convertirlas al cristianismo, insistiendo en que “no vivimos en los tiempos de las cruzadas”.

Cuando uno de los estudiantes le preguntó cómo debería tratar un cristiano a las personas de otras religiones, el Papa dijo que “todos somos iguales, todos hijos de Dios” y que los verdaderos discípulos de Jesús no hacen proselitismo.

Un cristiano nunca debe intentar convencer a otros de la verdad del cristianismo, sino simplemente dar un testimonio de coherencia y esperar a que otros pregunten sobre la fe, propuso.

“Debes ser coherente con tu fe”, dijo. “Nunca se me ocurrió (ni se me debería ocurrir) decirle a un niño o a una niña: ‘Tú eres judío, eres musulmán: ¡ven, conviértete!’. Sé coherente con tu fe y esa coherencia es la que te hará maduro. No vivimos en la época de las cruzadas”.

“Lo último que debería hacer es tratar de convencer a un incrédulo. Nunca”, dijo. “Lo último que debería hacer es hablar. Debo vivir mi fe con coherencia. Y será mi testimonio el que despertará la curiosidad del otro, que entonces podrá preguntar: ‘¿Pero por qué haces esto?’ Y sí, entonces podré hablar”.

“Pero escuchen, el evangelio nunca, jamás avanza a través del proselitismo”, continuó. “Si alguien dice ser discípulo de Jesús y viene a vosotros con proselitismo, no es discípulo de Jesús. El proselitismo no es el camino; la Iglesia no crece por el proselitismo”.

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